martes, noviembre 28, 2006

Pobres vejetes

Anoche vi en Televisión Española un impactante documental sobre personas mayores en ese país que viven solas, relegadas y olvidadas por el mundo. Muchos malviven con una escasa pensión, sin parientes, sin afectos, sin nadie con quien compartir su agobiante rutina. Compartían además una característica que completaba el cuadro y ampliaba su tragedia: todos eran homosexuales. Me destrozó el alma ver sus lágrimas, sus pensamientos grises, las injusticias que soportaban día a día. Todos tenían la vida rota. Veían con cierto recelo la vida abierta de los jóvenes españoles gay de la actualidad, que pasan sus días sin reservas ni prevenciones, en una España liberal que nada tiene que ver con la que estos viejos tuvieron que vivir en su juventud. Sienten que les han robado la vida, que han sido discriminados toda la vida: por homosexuales primero y ahora por viejos; sienten que nadie los quiere. Estos viejos olvidados tuvieron que sufrir una férrea dictadura y el rechazo social, no habían vivido nunca fuera del closet (de hecho "Salir del closet a los 60" era el nombre del documental) y por lo tanto siempre habían estado socialmente ocultos. Ahora muchos habían terminado por ser olvidados por sus familiares o ya no les quedaba nadie vivo que les hiciera al menos una visita de consuelo. Solo les quedaban fotos, añoranzas y pesares. No había nietos, sobrinos ni nada por el estilo que los ligara al mundo. Que dolor.

Sus relatos eran durísimos y venían acompañados de lágrimas: una señora lesbiana lloraba ante la cámara y decía que no era feliz, que le hubiera gustado encontrar a alguien para acompañar sus últimos días, que no quería llegar a los ochenta. Un señor que casi vivía como mendigo, olvidado en el cuarto de un apestoso inquilinato, se quejaba de que no tenía nada ni nadie y de que en sus días de juventud todo ocurría a las escondidas, demostrar afecto con otro hombre podía significar la cárcel. Y mientras cuenta aquello con un acento a veces indescifrable, se ven imágenes de los jóvenes gay de Madrid en estos días, reunidos en una plaza de Chueca, abrazándose, besándose, viviendo despreocupadamente la vida. El viejo lloriquea y dice que quisiera ser joven de nuevo, vivir la vida con esa plenitud que le fue negada. Otro anciano, que al juzgar por sus ropas no pasa las angustias del anterior, le enseña a la cámara las esquinas donde puede encontrar un prostituto si lo requiere. Dice que es lo único a lo que puede acceder si necesita afecto. El amor ya no vendrá por él, aunque aún sueña con encontrar “su media naranja” y al decirlo sonríe con picardía. Dice que el ocultamiento y la negación le impidieron echar raices y tener una pareja estable. El viejo, claro está, ya no hace levante.

Me quedé pensando el resto de la noche en qué pasaría conmigo cuando llegara a esa edad. Sin lugar a dudas es un miedo que muchos de nosotros hemos sentido y que tenemos que aprender a dominar. Hace parte del proceso de salir del closet. Entender que las probabilidades de terminar los días solo y olvidado son mayores para nosotros que para el resto de la población es difícil y sin duda una de las partes más difíciles de aceptar. No hay más remedio que enfrentarse a esa realidad. Persiste en todo caso, el hecho de que nosotros los gay somos quienes más rechazamos a los viejos homosexuales. Para nosotros, ser gay implica ser joven y atractivo. Las palabras “gay” y “viejo” son palabras que no van juntas, pero “vejete” y “marica” las combinamos sin esfuerzo. Los “vejetes” nos repelen, los evitamos, son el espejo donde no queremos vernos. “Yo no quiero llegar a ser así” decimos cuando algún viejito se nos acerca en un bar o en la calle e intenta ser “amigable”. ¡Pues ya veremos qué dicen los años! Esa discriminación es un contrasentido, se volverá rabiosa contra nosotros.

Cuando yo sea viejo ¿Estaré solo y abandonado? ¿Pasaré mis tardes viendo como los jóvenes viven su vida sin aprehensiones? ¿Renegaré al ver a una pareja de hombres jovenes salir casados de una notaría o una iglesia, mientras sus padres y madres, hermanos, sobrinos, primos, tíos, abuelos y amigos les festejan con una lluvia de arroz? Me preguntaré con frustración “¿Por qué a mi no me pasó eso?”. "La vida es ahora", dicen los comerciales de Visa y no hay nada más cierto. Por lo mismo tengo que aceptar la idea de que esas cosas a mí no me pasarán mientras sea joven y tendré que aprender a vivir sin rencores. Aunque quien sabe, ¡a lo mejor en cinco años nos aprueban el matrimonio! Soñar no cuesta nada.

Los viejos del documental hablan de las bodas entre homosexuales que ahora tienen lugar y se sorprenden de cuanto han cambiado las cosas. Pero no se alegran. Piensan solamente que para ellos es demasiado tarde. Y no paran de hablar de los jóvenes de hoy. No pueden evitar sentirse marginados por aquellos de su propia clase (y de todos los rechazos que soportan ése es talvez el que más les duele). No dejan de preguntarse porqué los gay de hoy viven la vida sin detenerse a pensar que otros lucharon duro para que ellos pudieran salir a la calle y llevar de la mano a su pareja. Ingratitud es lo que sienten esos ancianos. Para ellos hubo cárcel y reproches. Para los jóvenes españoles de hoy, brindis, fiesta, abrazos públicos y celebraciones. Ahora los jóvenes tendrán mayores oportunidades de envejecer acompañados por sus sobrinos, sus hermanos y también por aquellos hijos que hayan podido adoptar, así como por sus nietos. Tendrán las mismas oportunidades que el resto de la humanidad de tener una vejez feliz, aunque así como ocurre con los heterosexuales, nada de eso esté asegurado. Puede que finalmente terminen sus días solos y olvidados, pero al menos les quedará el consuelo de que la sociedad quiso ser más justa con ellos.

Y en nuestro país ¿en qué época vivimos? ¿Nos quejaremos cuando, olvidados en un cuarto solitario, veamos el festejo de la boda en el edificio de enfrente, los novios radiantes, los suegros felices por sus hijos, la mesa llena de regalos? En el estado actual de las cosas, es muy posible. Ciertamente Gayhills no es Chueca, aunque algunos quieran pretender que sí lo es. Y además, Bogotá no es Colombia entera, algo que se nos olvida muy seguido a quienes vivimos en esta ciudad. Sí, hemos avanzado, ya no nos encarcelan, ya hay personas que nos aceptan, otros defienden nuestros derechos en el Congreso. Pero aún estamos iniciando el camino y el trecho que hemos recorrido no es suficiente. La ley todavía nos desampara por completo y no tenemos ninguna oportunidad. Todavía tenemos grandes posibilidades de terminar nuestra vejez solos y de ser protagonistas en un documental del futuro sucesor de Pirry, donde se muestren nuestras desgracias y miserias, mientras los más jóvenes, al vernos en la pantalla piensen, “pobrecitos vejetes maricas"

* * *

Apunte final 1: he agregado "Thorin" al "Escudo de Roble" porque no quiero que se piense que un escudo me precede y también porque a veces cuando se referían a mí y escribían "Escudo" me costaba trabajo entender que era yo. Sin duda muchos de ustedes ya sabrán quién es Thorin, Escudo de Roble. Y sino, vayan el omniscente google!


Apunte final 2: el fin de semana vi una película excelente de la que pienso hablar después. Es CRAZY, una maravillosa historia en la que todos podemos vernos reflejados porque para los gay las historias de nuestra infancia y juventud siempre se parecen. Además tiene una música buenísima. Recomendada a ojo cerrado.

12 comentarios:

JavieRodrigo dijo...

Una lágrima por esos "vejetes" de la historia, que debían servir como espejo del alma. Yo, un vejete más, me conduelo en el dolor de los propios y ajenos.

Milo Gasa dijo...

Amigo Escudo, desde la perspectiva de una persona que no puede ser muy objetiva al respecto, dada la situación actual que tu conoces mejor que cualquiera, sólo puedo decir que a nosotros nos espera algo mucho peor... es posible que vivamos una época en la que en Colombia se puede manifestar moderadamente el afecto en público, es posible que en nuestra actualidad se pueda organizar una marcha del orgullo gay con una concurrencia nutrida -sorprende que proporcionalmente asistan más personas en Medellín que en Bogotá -, es posible que en el Congreso actual estén tratando de reconocer nuestra existencia y de darnos algunas migajas... ¿y qué?, a los homosexuales del tercer mundo no sólo nos toca conformarnos con pertenecer a una minoría desclasada sino que también tenemos que padecer el reflejo de los prejuicios sociales heterosexuales en nuestra propia conciencia aumentando las expectativas que tiene que satisfacer una persona para hacerse a una compañía para envejecer: en Colombia no basta con ser bonito -con cuerpo de gimnasio, rostro de escultura y verga de actor porno - y joven -edad de caducidad declarada a los 45 -, también se precisa un ingreso mínimo, una ubicación específica en la geografía urbana, una forma de transporte privada que cumpla ciertos estándares, una vivienda con un mínimo de metros cuadrados, etc, etc, ¿quién, en sus cabales, podrá envejecer acompañado si se pasa su vida ambicionando más allá de las posibilidades reales de cualquiera?, la frustración será mayor porque nisiquiera hay quien luche por decir que quiso cambiar las cosas...

Joey dijo...

El que tu mencionas es un miedo oculto por muchos que a mi me descubrio mi primer novio, en esta epoca aun me aterra el hecho de envejecer solo, apunte de solidaridad con un candidato a vejete, lindo y conmovedor tema.

De otro lado, de acuerdo a tu mensaje porsupuesto que puedes publicar la tercera parte de preguntas y respuestas, si quieres hablamos por mi correo franjarosa_editor@hotmail.com, y ya hable con el Joker de tus planes maquiavelicos a lo que estuve de acuerdo.

JP dijo...

Wao...

ciertamente me dejas sin palabras muchacho....

jhon dijo...

Es algo en que todos debemos pensar y si es posible planificar ... claro que no podemos olvidar que esto le pasa a todos gay y no gays es una triste realidad de la vida ....gracias por ponernos a pensar

Slds

l'enfant dijo...

Lo único que nos queda son los amigos, y espero estar allí, si es que antes no me he botado por la ventana o me ha caido una grúa encima.

Anónimo dijo...

Un escrito muy sentido que me conmovió el alma. Tu y Milo Gasa son los mejores en este cuento de los bloggers

Thorin dijo...

Javier: dudo que seas un vejete !

Meowth: gato pirata ! yo también ya la bajé !

Milo: triste escenario el que pintas, pero real. Abrazos.

Joey: cuida al mounstrito, a lo mejor te dura hasta los años dorados. En cualquier momento publico la tercera edición de Preguntas y Respuestas, muchas gracias por tu confianza. Te estaré contando.

Joker: tu sin palabras ? Oh !

Jhon: es verdad, a gays y no gays les puede pasar...

Si, L'Enfant, amigos es lo que hay cultivar para tener alguien con quien pasar las tardes infinitas de esos días por venir. Saludos!

Gracias Pink Sheep por tu comentario, me llena de honor. Tienes también a un admirador por aquí. He comentado en tu blog, pero usando un usuario que no hace alusión al Thorin, Escudo de Roble, lo cambiaré para próximos comentarios. Saludos.

RicardoK:. dijo...

Insisto, tu y yo estamos sincrinizados en estos temas, yo sin haber visto también había pensado en que va a ser de mi vida cuando tenga 60 ó 70 años y la verdad me siento mal al pensarlo porque todos en algún momento hemos rechazado a un "vejete"

Anónimo dijo...

Es una crítica que siempre le hecho al mundo gay, muchas veces se muestra tan superfluo, vanidoso e inclinado por la estetica. Recuerdo una frase de Al Pacino en el Abogado del Diablo: "La vanidad el pecado que más me gusta". No digo que el mundo straight no tenga esas mismas inclinaciones, no digo que eso no me pueda pasar... Pero si sé, desde hace algún tiempo, que la imagen, los biceps y la juventud son algo pasajero, y si mi seguridad personal se basa en ello, tendré una vejez desafortunada. Y hago las veces del abogado del diablo... Cada cual es responsable y causa de su destino. Fijense que los ancianos en vez de estar felices por el cambio que ha sufrido su sociedad son envidiosos y egoistas... Por mi parte muy pocas personas merecen lástima, y sé que el Thorin que conozco nunca la querrá. Por la soledad... hombre aca siempre tienes un amigo dispuesto a aliviar el oficio de vivir.

Tbn dijo...

El paso del tiempo, no considero que sea la única razón por la cual nos tengamos que preocupar, en estos momentos muchos, tal vez muchísimos de nosotros, nos sentimos solos, para mi la transición fue un asunto relativamente sencillo, mis amigos y compañeros me brindaron su comprensión, respeto y apoyo. Pero entiendo que no para todos es así, para muchos –por no decir la mayoría- resulta en extremo difícil no sólo por la falta de comprensión, de un mínimo de respeto por parte de quienes nos rodean. Falta lo mas importante, el auto respeto y la aceptación de nosotros, de lo que somos y queremos de nuestra vida y el camino en el que estamos –demás esta decir si lo elegimos o nos toco- pero así es.

Aun me acuerdo la sensación de soledad que me producía no poder comentar lo que sentía y me pasaba con nadie y para muchos es la cotidianeidad. Sin que decir de la actitud que tomamos con quienes viven su condición de una manera que no compartimos, que podemos entonces esperar de los demás?

En fin, no hace falta tener 60 para sentirse solo, en gran medida depende de la actitud que tomemos para con la vida y lo que hagamos con y de ella.

Anónimo dijo...

Creo que muchas veces hemos hablado de nuestra vejez. Recuerda cómo hablabamos hace cinco años? Muy diferente de como lo hacemos ahora. Kronos juega con nosotros y cada vez pasa más rápido el tiempo. Solo espero que en mi vejez, mis amigos esten al lado mio para recordarme y luego reirnos juntos de cómo nos imaginabamos viejos. Brindo con un whisky en la mano en un rincón del bar, por nuestra amistad y por lo mucho que lo quiero.