martes, noviembre 21, 2006

Nosotros, el fútbol y los genes

No se desanimen, no voy a hablar exclusivamente de temas futboleros, pero tengo que empezar por allí para hilvanar las ideas de las que quiero hablar en esta ocasión. Todo empezó el pasado domingo cuando Millonarios ganó un épico partido contra el Medellín. Sufrí lo indecible y la emoción no fue gratuita: Ciciliano, un volante azul, terminó tapando porque el arquero principal se lesionó (Henao) y el arquero de reemplazo (Cuadrado) fue expulsado. Estos hechos de por sí extraordinarios, dieron paso a lo inimaginable cuando el improvisado arquero Ciciliano, a seis minutos del final, logró atajar un tiro penal que hubiera significado el empate del DIM y por lo tanto la pérdida de dos valiosos puntos para Millonarios como local. Ciciliano se convirtio en héroe. En mi casa todo era júbilo como si se hubiera conseguido la anhelada estrella, esquiva ya por 18 años.

Como ven, a mi me gusta el fútbol. Y es que un partido futbolístico, cuando bueno, puede brindarnos exultantes momentos de gloria y victoria o también terribles momentos de derrota y dolor. Nada más parecido a una novela épica que un partido de fútbol bien jugado y con ingredientes dramáticos. La final de la Copa Mundo de este año pasará a la historia, no como la mejor futbolísticamente hablando, sino como una de las más intensas y emocionantes pues se convirtió en toda una telenovela de casi tres horas de duración, en donde nada faltó: Zidane (el héroe de la novela) marcó el primer gol del encuentro y Materazzi (el némesis italiano), hizo lo propio a los pocos minutos. El clímax llegó con la defenestración y humillación de Zidane, que salió expulsado en el último partido de su vida por cuenta de un cabezazo a Materazzi, con quien estuvo en permanente duelo durante todo el encuentro. A partir de la expulsión del capitán todo fue ruina para Francia (la dama herida y dolida) que finalmente fue derrotada, como si Sófocles hubiera escrito el libreto. Si yo iba por Francia y sufrí montones, no me imagino como debieron de llorar los galos su derrota, aunque bueno, llorar es un decir, porque los franceses son demasiado orgullosos como para llorar por esas cosas, aunque les duela en el alma. Reconfortaba en todo caso las escenas que nos regalaron los jugadores italianos, que se abrazaban tiernamente para darse apoyo y vencer el nerviosísmo durante el cobro de los tiros penales con los que se definió el partido. Bocatto di Cardinale. Yo definitivamente, al contrario de un heterosexual, puedo disfrutar el fútbol desde muchas y variadas facetas.

En mi casa, desde siempre, se ha cultivado un amor apasionado por el equipo blanco y azul capitalino. Sin embargo mi relación con el fútbol es de simple espectador. Una cosa es ver un partido de fútbol como el de Francia e Italia en una final de la Copa Mundo, seguir a Millos en las semifinales del campeonato nacional, o ver a la sufrida Selección Nacional defendiendo el mancillado orgullo patrio, desde el sofá de mi casa o desde una butaca del Campín (aunque hace años no voy por allá) y cosa muy distinta que me ponga los guayos y me vaya al parque más cercano a jugar un picadito con mis amigos. Desde el colegio no juego un partido de fútbol y no era por entonces el más entusiasta de los niños cuando tenía que jugar al deporte rey. De hecho, conozco poquísimos gay a los que les guste ver o jugar al fútbol, muy pocos. Fervientes hinchas gay de millonarios no abundan y solo logro acordame de mi amigo Mauricio, que en vida no tuvo nada más seguro en su corazón (ay Mauro, últimamente me acuerdo mucho de ti, dos años hace ya que te nos fuiste, otro día te escribo algo aquí, prometido).

La mayor parte de nosotros no nos sentimos atraídos por los deportes en equipo y este es uno de los grandes misterios de nuestra naturaleza. Ojo: digo “deportes en equipo” porque si contamos a quienes juegan tenis, nadan, montan bicicleta o simplemente hacen spinning o levantan pesas en el gimnasio, las cifras son más generosas. Sin embargo, la realidad es que en otras disciplinas somos más bien pocos y yo no dejo de preguntarme por qué.

Creo que puden haber varias razones:

1. Los deportes en equipo nos traen pésimos recuerdos de la infancia, cuando jugar fútbol era cosa de machos y por lo tanto era casi obligatorio demostrar que uno, era sin serlo, el duro, el hijo de papá.
2. Muchos de nosotros no fuimos los mejores atletas y teníamos dos pies izquierdos para jugar. Por lo tanto nuestras debilidades se exponían más en un juego en equipo, además de que había que soportar las burlas de los otros (y peor aún: el escarnio en el recreo o la clase de educación física, al ser pedidos de último durante la conformación de los equipos, la más elocuente muestra de la crueldad infantil). Por lo tanto, practicar deportes de otra índole nos daba mayor seguridad y nos era (es) más grato.
3. El contacto físico y la rudeza que exige un deporte como el fútbol nos desagrada y por lo tanto lo evitamos.
4. Algo en nuestro cerebro nos programó para evitar el fútbol y deportes similares.

La razón número uno no convence porque al fin y al cabo es una consecuencia de nuestra animadversión genética a los deportes en equipo, así que la descarto. Digo genética porque creo que nacimos con ella, o al menos yo sí. Recuerdo bastante bien la primera vez que me enfrenté a la decisión de si jugar fútbol u otra cosa. Tendría cuatro años y con mis primos jugábamos en la calle algo parecido a las escondidas cuando un niño vecino nos invitó a jugar fútbol. Yo me negué porque me pareció jartísimo y nada divertido. Todo en mi se negó a participar. Por el contrario, mis primos, para mi sorpresa, salieron corriendo felices a pegarle a la pelota. A partir de allí muchas veces tuve que pegarle yo también porque no tenía nada mejor que hacer o porque en el colegio era una obligación. Nunca fui un crack ni nada parecido, pero al menos me defendía aunque nunca lo consideré “una delicia”.

Volvamos a las hipótesis que planteé, considero que las explicaciones 2 y 3 se pueden incluir en la número 4: todo está en el cerebro. Hablé ya de genética y este es el punto a donde quería llegar. No soy biólogo, pero creo que ser gay implica muchas veces (y no digo siempre porque generalizar es equivocado) cierto desdén hacia los deportes en equipo. Si de deportes se trata, creo que algo en nuestro cerebro no funciona de la misma manera que en los hombres heterosexuales. Nos parecemos más en este sentido a las mujeres, que de niñas tampoco son muy amigas de este tipo de actividades o al menos no en nuestra cultura. Y he aquí lo que considero que lo explica: siempre he pensado que la preferencia sexual reside en los genes y que por lo tanto, debe existir una razón para que una característica de este tipo se haya heredado desde el principio de los tiempos, ya que según los postulados de la teoría evolutiva, si algún cambio en el ADN es bueno para la especie, éste se transmitirá en los genes a las siguientes generaciones. De tanto leer del tema y discernir sobre él, tengo una teoría que si bien no puedo probar, me parece valedera y procedo a explicarla:

Me imagino que talvez, durante los primeros tiempos de nuestra especie, cuando había que conseguir alimento, los machos heterosexuales se iban de caza. Consideremos esta actividad un deporte en equipo ya que tiene todos los elementos: es un juego colectivo, requiere estrategia, fuerza y destreza, y hay un objetivo claro que se debe alcanzar por todo el equipo jugando en conjunto. Los aguerridos machos no querían dejar solas a sus parejas y vástagos durante los días o semanas que duraba la faena (dar de baja a un mastodonte no se puede hacer en un sólo día de 8 a 5) ¿Quienes se quedaban entonces con la manada? Adivinaron: los machos homosexuales, quienes serían indiferentes o incluso reacios ante la idea de irse de caza (es decir, no sentían emoción alguna en participar en el juego colectivo que ello implicaba), estarían en capacidad de cuidar a las hembras ante los peligros que los rondaban (bueno, reconozco que si el homosexual de la manda se trataba de una locaza de aquellas, no sería muy útil en caso de que apareciera un tigre dientes de sable); y además (y esta es la mejor parte) no estarían para nada interesados en aprovecharse de la ausencia de los consortes para aparearse con las hembras (supongo que desde entonces surgió la legendaria amistad entre mujeres y gays). Los machos heterosexuales, por lo tanto, se iban tranquilos y felices a cazar un alce o mastodonte o lo que fuera que capturaran por aquellos lejanos días. Al menos el 10% de los machos se quedaría con el resto de la manada cuando fuera necesario. Ahora bien, supongo que algunos pocos machos homosexuales, amantes de la cacería y actividades similares, partirían junto a los demás, aunque esto sería la excepción. ¿Y las lesbianas? preguntarán algunos. Bueno, supongo que de alguna manera ellas también encajan, aunque haya que caer en los clichés (perdonarán ellas): mujeres seguras y capaces de enfrentar una manada de lobos son muy útiles en ausencia de los machos. Sin duda tal juego de roles y comportamientos era bueno para la especie y su perduración, lo que aportaba grandes beneficios que se heredarían a la siguiente generación. Si alguien está pensando que según todo esto nuestro papel se reduciría al de ser simples cuidanderos mantenidos, se debe pensar que esa calificación es banal en el mundo natural y corresponde solamente a una observación antropocentrista. La naturaleza no hace esos juicios de valor, simplemente promueve todo lo que le es conveniente. En la naturaleza ningún mamifero es un mantenido per se.

Este altruismo en el comportamiento de los gay tiene soporte. Como referí en otro post, dentro de los navajo y otras culturas los padres de un niño homosexual lo consideraban un ser sagrado y se sentían bendecidos ya que su presencia sería un alivio durante la vejez y una ayuda invaluable para criar a la demás descendencia. Inteligentes los navajo.

Por generaciones el poco gusto por los deportes colectivos se ha transmitido entre los homosexuales. Es cierto que hay deportistas gay en todas las disciplinas, pero en general, muchos de nosotros tiene animadversión hacia muchos deportes y por lo tanto hacia ESPN, canal por donde jamás pasan (me consta que algunos han borrado éste y canales similares de la programación de sus televisores) a menos que estén transmitiendo una competencia de clavados olímpicos, lucha libre o gimnasia en aros. La liga española, que mis primos siguen con devoción, solo me interesa durante los instantes en que hay un primer plano sobre Beckam o alguno de los muchos churros que salen por allí.

Conclusión: algo va de la “futbolfobia” a nuestros orígenes, dos cosas que a simple vista parecieran no tener nada que ver. Ojalá los expertos y estudiosos confirmen alguna vez si mi idea tiene asidero o estoy imaginando disparates (que también). Pero eso sí, me alejo por completo de las teorías que indican una causa meramente ambientalista para la homosexualidad, porque me parece que no explican la mayor parte de los casos. Ya veremos que pasa en el mundo de la ciencia, últimamente muy interesado en estos temas. Por lo pronto y volviendo a lo del fútbol, seguiré a Millos domingo a domingo porque este año, ¡es el año!



¿Y tú te hubieras quedado cuidando a las hembras y los retoños de la manada mientras este macho se iba de caza?


13 comentarios:

Joey dijo...

Wauuuuu, comente de primeras, digo de una: soy futbolfóbico, lo comente en mi post: "Y se acabo el mundial", me parece muy interesante e incluso acertada tu teoria, es obvio que forma parte de una cadena de sucesos adicionales que favorecerian la teoria de que la maricada se existe desde la inmemorialidad de la historia, particularmente no veo un canal de deportes a no ser que el macho de turno tenga mucho que mostrar y por eso me desilusione hasta de montoya. Nunca salio sin camiseta.

Emisiones Nocturnas dijo...

Odio el futbol.. adoro los jugadores.. no todos.. pero hay varios que están para hincarles el diente.. jeje..

Saludos desde Chile

Chau

Cristian

Milo Gasa dijo...

Amigo Escudo, hay muchos detalles inquietantes en tu post:

1. Si hablas del Carnalito Azul, era una gran persona, me hubiera gustado conocerlo mejor.

2. No te imaginas el esfuerzo que tuvo que hacer este servidor para terminar, porque aún cuando era un post del amigo Escudo, el fútbol y su psique dejaron de entenderse hace años.

3. Tu teoría me parece acertada, sin embargo me parece que pusiste a las lesbianas en ella como si serlo fuera tan natural como ser gay... y no señor, el lesbianismo es algo cultural -jejeje, soy un estereotipo lesbofóbico hasta más no poder -.

4. El clavo de ese chepazo nos lo sacamos en el Atanasio...

-¿De verdad dije eso?-

Un abrazo.

JP dijo...

Ok de acuerdo con tu teoria...pero...

..Que frizos hacía yo entonces a los 21 años jugando baloncesto en mi barrio y disfrutando de ser el segundo "poste" mejor codiciado al momento de armar equipos?

Claro, claro, eso a los 21 por que a los 14, como tu dices, era excelente en las pruebas de educacion fisica que implicaban competencia 1 a 1...en las demás era un desastre.

Yo creo que las lesbianas salian a cazar junto con los machos y que, entre los machos cazadores no faltaba aque que "bebiera de ambas orillas del lago"...creo que ellos son nuestros antecesores, quienes, en principio, ayudarron a mantenernos vigentes.

Reí muchisimo con este post...Chepa?...cual Chepa?, la calidad no se improvisa, y menos en el estadio donde la seleccion Colombia ha ganado su unico trofeo importante "La copa america 2001"...en todo caso estoy dispuesto a dirimir el asunto con una buena partida de "Monopoly".

Anónimo dijo...

La verdad solo voy a observar algo. No creo que los hombres homosexuales le tengan aversión a los deportes en equipo, creo que más bien le tienen pereza a los deportes en los que existe un contacto directo con el contrincante. Por ejemplo: el voleibol, se juega en grupo pero no se tocan los participantes. En este deporte conozco un buen número de de hombres homosexuales o mejor de amigos que se destacan.

La teoría de los genes y del macho homosexual me parece un poquito forzada… de donde salio el hombre cavernícola racional y sensible que identifica a la mujer como más débil y se preocupa por su cuidado??? No me convence tu teoría pero me divierte…

La verdad lo que te quería contar es que tengo un “picadito”, que se supone se va a llevar a cabo este fin de semana, en el que mis amigos homosexuales y amotrices y yo (que poseo las mismas características que ellos) seremos los protagonistas de un encuentro futbolístico en el cual después de no se cuantos años de no pisar el césped mediremos fuerzas con algunos de nuestros amigos heterosexuales (entre los cuales se incluyen mujeres). Curioso que lo último que escribas sea del fútbol.

Un abrazo...

Thorin dijo...

Joey: estoy seguro de que Montoya no tendría nada que mostrar si se quitara la camisa. Saludos!
Cristian: hay muchos jugadores de fútbol que puedes poner en tu dulcería.
Milo: pues si, hablo del Carnalito Azul, a quien le debo, entre muchas cosas, que yo haya terminado en Medellín. La teoría del mundo pequeño en nuestro medio es más cierta aún. Ya tenemos tema (otro) para hablar un día que coníncidamos en algún lugar. Bueno, pues gracias por tu paciencia para leer, por eso puse la oración inicial de "no se desanimen..." porque sabía que no iba a ser fácil la lectura. ¿Y cómo es eso de que el lesbianismo es "cultural" ? ¿por qué tu lesbofobia? Abrazos !
Joker: lo de tu afición al balancesto se explica porque el comportamiento humano no es absoluto y a veces uno encuentra cosas divertidas que antes no, y visceversa, a veces pasa hasta con las mujeres... creo. Es cierto, las lesbianas se hubieran podido ir con los machos de caza, no se me había ocurrido. Y sí, me uno a lo del Monopoly ! Chepa nada, un trinfo categórico don Milo, es ud. hincha del DIM ?? Defectos tenemos todos, jeje.
Juanes: interesante lo del voleibol. Estoy de acuerdo, los juegos de contacto son los que más evitamos, por algo será. Ahora bien, el macho homosexual se preocupaba por las hembras porque ellas eran sus hermanas, mamás, primas, primas segundas, etc. Al no tener descendencia, ellos se preocupaban por preservar sus genes más cercanos. Obvio, las mueres no son débiles de por sí, pero cargar un niño en los brazos te quita ventaja si hay que correr. Y por último: porfa, filmas y tomas fotos del picadito, me muero de la risa de solo pensarlo, habrá que subir el video a Youtube. En el equipo contrario hay algunas mujeres, o todas son mujeres ?? Confiesa !! Abrazos muchos por la Capital de la Montaña !

El Guerrero dijo...

Porqué thorin?
Hoy abrí mi blog. Y ví tu comentatrio. No voy a hacer ninguno de fùtbol, puesto que en este momento no me interesa. De verdad en los escritos siempre se refleja la melancolía de nuestro corazón. He estado melancólico. Lo tengo todo pero hace algún tiempo alguien me dijo que el problema radicaba en mi inoportuna inseguridad. Será cierto?? o tal vez lo que sucede es que me debo convencer de una vez por todas que yo creo en un amor utópico y me lleno de sensibilidad hasta lo más superficial de mi ser que hace que los simples comentarios de las personas queridas, cuando no dicen lo mismo que yo hace que se me vuelva mi vida un mar de desengaños, incredulidad y tristezas??? Tal vez soy un guerrero, tal vez no.... y aunque no quiero cambiar por mi convicción, debo hacerlo.... un escudo (y no de roble) debo adquirir. Será más fácil vivir así. Que Viva la vida sin preocupaciones ! sin ataduras!! sin tristezas!!! y no quisiera sentirlo nunca pero va a tocar: sin amor!!!!

El Guerrero dijo...

escríbeme pronto....

El Guerrero dijo...

Hola, nuevamente yo.... estaba leyendo otros blogs, y qué sorpresa haber encontrado un comentario tuyo en uno que trataba sobre entrometerse en una relación o no. Crees que contarle a un conocido sobre las "andanzas" de tu amigo, siendo pareja ellos dos, hace que seas una persona que actuó mal??? Las acciones de los otros pueden destruir una vida... Escudo de Roble, no te calles nunca... tenlo por seguro que así no te ocultarán la verdad!!! Y hasta podrías hacerlo en secreto (como de confesión). Escribiré sobre esto.

JavieRodrigo dijo...

Me declaro absoluto futbolfóbico. Sólo pasaba a saludar y comparto el sentido homenaje a Carnall.

RicardoK:. dijo...

1) Muy muy interesante la teoría, yo también creo que la homosexualidad es algo que viene de mucho antes y demostrar que pueda venir desde las cavernas ayudaría a reafirmar nuestros derechos en la sociedad
2) Aunque tengamos puntos de vista diferentes, me parece más interesante aún que pensemos tantas cosas parecidas, luego te mando otros temas que pienso en la vida para saber tu punto de vista
3) Yo soy hincha de 2 equipos: el Deportivo Pereira porque uno tiene que querer a su tierra y del América sólo por llevarle la contraria a todo el barrio que era hincha del Nacional (había un vecino que había pintado su casa como bandera del Nacional) pero eso de ser hincha es sólo de palabra porque en la vida le he puesto atención a un partido

Anónimo dijo...

No creo que el gusto por los deportes de conjunto sea genético, al fin de cuentas, la cantidad de gays que hereda sus genes debe ser muy bajo por tanto no se transmite la característica... el futbol... no hay nada como meter un gol, es competencia instintiva, es el medio y el fin, es un casi casi un orgasmo, es ver derrotado al rival, y una sensaciòn que recorre el cuerpo de abajo hacia arriba. Y también era de los últimos que escogian para jugar futbol.

Thorin dijo...

Amigo Meowth: lastimosamente, el Junior no está en las semifinales, sorry :)

X: hay estudios que indican que son las madres las que transmitirían los genes que inducen al comportamiento homosexual y no los machos, de ser así, ya no habría muchas ovejas rosadas por ahí (y no hablo de PinkSheep!)