jueves, agosto 31, 2006

To Abort or Not to Abort

El cardenal López Trujillo se ha despachado contra los médicos que le practicaron el aborto a la niña de 11 años violada por su padrastro y los ha excomulgado (a este paso no quedará ni un solo católico progresista y terminará por crearse un nuevo cisma en el catolicismo). Se quiere obligar a que esta pequeña niña siga con su embarazo aún si su inmaduro cuerpo no puede soportarlo, luego darlo en adopción y volver a su vida “normal”, como si nada hubiera pasado. La niña, se supone, volverá como si nada a sus juguetes. Es obvio que la niña no puede elegir por sí misma si tener el bebé o no (a diferencia de una joven más adulta, de digamos 15 o 16). El resto de su familia (de la cual obviamente excluimos al monstruo causante de todo esto, el infame padrastro violador) deberá elegir por ella. Y de que se pueda hacer una elección en casos como este es de lo que se trata el nuevo orden de las cosas: quien quiera elegir seguir adelante, que siga. Quien quiera detener un nacimiento como éste, que lo haga. No se obliga a nada (ni a seguir con un embarazo malogrado ni a abortar si va en contra de los principios de la persona). La ley indica ahora que las mujeres y sus familias (pero en especial las primeras) pueden decidir si quieren traer al mundo a un ser deforme o mortalmente enfermo, o a un ser producto de una violación, o dar a luz aún a costa de su propia vida. Tomar esa decisión es un asunto completamente personal porque es el cuerpo de la mujer el que le dará alimento y es su vida, su salud física y emocional las que se ponen en juego, no la de los fariseos moralistas que se escandalizan. La Iglesia se opone a ese libre albedrío, porque la Iglesia odia que las personas tomen decisiones según sus propias conciencias, aunque estas sean tomadas de acuerdo a la ley, a la justicia y la libertad que todos tenemos para ser personas felices. Para la Iglesia solo la moral (concepto totalmente equívoco y relativo) debe guiar estos actos, y esa moral, claro está, la dictan los jerarcas del Vaticano, para quienes este mundo es un lugar horrible y pecaminoso (mundano, mejor dicho) y por lo tanto no es un lugar para disfrutar y ser felices. La niña no puede volver a ser una niña y debe convertirse en madre prematura solo porque “así lo quiso Dios” y “nadie puede oponerse a Su Voluntad”. Dudo que Dios, si es que de verdad le importan estos asuntos, se oponga a que el crimen de un demente se materialice.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón, es la moral de ellos, aunque la moral cristiana está tan expandida que ya casi no hay otra... y bueno, yo no creo que haya una moral individual, ya que por definición, la moral es algo común, son todas las costumbres que adquiere una sociedad como un todo... a lo mejor podemos hablar de ética individual, pero esta también sería colectiva, ya que en últimas, todos los valores éticos son universales... Lo que si es individual, como dices, es la conciencia... y ahí es donde se libra la batalla.

Anónimo dijo...

La libertad de conciencia, es algo que todos queremos pero pocos tienen la responsabilidad para asumirla. En este caso la "moral" de la iglesia esta en contravia con la "moral" de la ley... pero libertad de conciencia? A los 11 años?