sábado, octubre 28, 2006

Remembranzas de Aburrá desde la Sabana

Nada sabía de ella. Nunca había estado allí. Cuando llegué, después de 8 horas por carretera desde Bogotá, lo primero que vi fue una avenida cargada de miles de jinetes. Llegué a Medellín un agosto y mi llegada coincidió con una Feria de las Flores. La visión de una avenida invadida de caballos y jinetes medio bebidos me dio la impresión de que acababa de llegar realmente a la Capital de la Montaña, ciudad de un país desconocido que aún montaba a caballo. Pronto alguien me sacó de mi estúpido error: era el día de la cabalgata, evento principal de la feria. Sin embargo, aún recuerdo muy bien mi llegada a Medellín, vía la Avenida Las Palmas, para encontrarme con la glorieta de San Diego invadida por caballistas. Sabría después que llegaba a una ciudad ajena, de belleza esquizofrénica , tranquila pero inquieta, que me acompañaría y me marcaría en adelante. Nada tienen que ver Medellín y Bogotá. Son ciudades lejanas, aunque solo estén separadas por 400 kilometros. Pero dos cordilleras se interponen y las distancian.

De muchas maneras los paisas han marcado muchos de los destinos de nuestro país desde su terruño, al que aman e idolatran como si fuera el ombligo del mundo. Razones les sobran para quererlo aunque también se exceden con frecuencia en la adoración visceral que le profesan. Es una ciudad que solo hasta hace poco empieza a recuperar una paz perdida durante muchos años. Dos carros-bomba y un atraco a mano armada (pistola puesta en la sien) vividos en carne propia me recordarán por siempre el sino trágico que han vivido. Y sin embargo, su reino es bello y verde. Medellín está rodeado de un verdor intenso que en las tardes brilla con desenfado desde las montañas. Y hermosas son esas montañas. Veeerde, veeerde, gritan ellas altivas.

En realidad yo no fui a vivir a Medellín. Sin saber bien lo que hacía, me fui a vivir a El Poblado, la zona rica y próspera de la ciudad. La zona de edificios espigados y casonas orgullosas, de lomas imposibles e inclinadas. Allí centré mi vida y desde allí salí a recorrer otros lugares aunque Medellín siempre me veló sus secretos íntimos, nunca descifré su verdad y siempre fue para mí una amante difícil. “No nos une el amor sino el espanto, será por eso que la quiero tanto” dijo Borges de Buenos Aires, y yo lo puedo decir de Medallo. Lo primero que noté fue su inclinación obstinada. No se puede recorrer Medellín a pie sin tener que remontar calles con pendientes imposibles, que a la luz de los días de 25 grados se vuelven insalvables. Extrañé muchas veces las calles planas y el clima perfecto de 18 grados de mi ciudad. Yo realmente creo que el clima diurno de Bogotá es el mejor del mundo, propicio para una caminata, un helado, un café caliente o un día de amores, usted escoja. Sin embargo, el clima nocturno de Medellín es el mejor del mundo porque prolonga la calidez del día sin desespero e invita, también, a una caminata, un helado, un café caliente o una noche de amores, escoja otra vez.

¿Hay alguien más amable que un paisa? Son gente calurosa y abierta, directa y franca, siempre cálida. Si no eres de allí te darán la bienvenida y te tratarán como a un rey (aunque a veces, las menos, te pueden hacer sentir como un invitado sin derechos y te recuerden que eres un rolo, moquete que detesto, o peor aún, que te digan que "vos no parecés rolo"). Hay algo en el ambiente de la ciudad que realmente invita a pasarla bien, el “nosequé” paisa lo llamo. La belleza y coquetería de muchas de sus mujeres no tiene par. Muchos hombres son bellos también, pero un poco hoscos e inelegantes. Nosotros los bogotanos, demasiado corteses y formales, siempre los veremos un poco campechanos (otro cliché), aunque eso mismo nos enamore. Y su acento sin par cautiva. Es delicioso oírlos hablar, sobretodo a los mayores, dueños de un tono embriagante, de eses sonoras, de un verbo rico y arcaico que estimula y prolonga una tarde pasada con aguardiente (que se bebe en toda ocasión aunque yo más de una copa no bebo por mi propia voluntad). Antes de ir allí, el acento paisa bajaba mis defensas. Ahora que he vivido allá estoy curado de espantos y sobrevivo sin dificultad a tales cantos de sirena. Cuando volví a Bogotá encontré que nuestros acentos capitalinos, porque en realidad hay muchos, son también sonoros y expresivos. Me encanta cierto acento bogotano que suena firme y seguro en el trato diario y tierno y dulce en la intimidad. Pero de eso no voy a hablar, le debo un escrito a mi ciudad, pero lo haré después.

Medellín ha sido durante muchos años una ciudad pujante, rica y organizada, ejemplo para todo el país. Sin embargo, no hay allí una calle que me estimule tanto como la Carrera Séptima bogotana (mucho extrañé a la Avenida Real durante mi ausencia) pero la Avenida Oriental y la zona que se extiende desde allí hacia los cerros me pareció siempre interesante. Es triste que no quede nada de la zona histórica de la ciudad, arrasada por una falsa idea de progreso. No hay pues un centro histórico como tal y solamente quedan ciertos edificios solemnes. Por ejemplo, cuando vaya a Medellín pásese por el Parque Berrío en el cruce de Palacé con Colombia, suba a la estación del Metro y admire el edificio Henry (de oculta belleza). Para una guía más extensa, mi amigo Milo le puede ayudar.

¿Y los inmortales (como los llamaría el Joker)? Para mi gusto creo que todavía muchos viven su vida en el closet. Sin embargo, partamos del hecho de que la gente gay, amigo mio, es igual en todos lados. Lo que los hace particulares es, observación inocua, que son… paisas, con todo lo que ello implica. Los he entendido y amado, admirado y censurado y aún hoy no puedo olvidar que parte de lo que soy se lo debo a ellos. No es cierto que todos son unos “hembros”, aunque muchos si son dueños de cierta virilidad muy sensual. En ciertas zonas de la ciudad se vive un ambiente abierto y liberal (porque hay que decirlo, el "que dirán" todavía vive muy orondo en la estrechez del Valle de Aburrá). Solo hay que caminar una noche por la Avenida Oriental, la zona de las Torres de Bomboná, la plaza de San Ignacio o el Parque de Itagüi para observar una ciudad amplia, diversa e incluyente, más abierta, menos ella misma, más ciudad. No hay un Gayhills ni una vida gay tan amplia como la de Bogotá y la verdad es que por mucho tiempo no hubo lugares buenos a donde ir. Pero eso sí, vaya donde vaya ¡se pasa muy bueno!

Mis años allí me marcaron. Llegué cuando tenía 24 y me fui a los 28, intensa etapa de la vida que ayudó a formar mi carácter. Ahora no soporto la enemistad inveterada entre paisas y bogotanos. No entiendo sus odios infundados, sus descalificaciones mutuas, sus ataques ridículos. Todo ello se basa en el desconocimiento y las ideas preconcebidas. Tonterías y simplezas. Cuando recibo visitas de mis amigos paisas o voy de viaje a Medellín, a la que por fortuna sigo ligado, me aburro montones siempre que empieza la consabida conversación sobre los “rolos” arribistas y los paisas montañeros. Ni lo uno ni lo otro. Arribistas y montañeros los hay por todos lados. Hace poco leí en un blog de eltiempo.com una serie de insultos que iban y venían a raíz de un diccionario de bogotanismos. Alguien, supuestamente un paisa (a quien delata su estilo y lenguaje), escribió sandeces contra los bogotanos. Quién dijo miedo. Los insultos devueltos no se hicieron esperar. Y qué decir de los blogs dedicados al Nacional y a Millonarios (mi Millos). Lo que debería ser algo centrado en lo deportivo da paso a una violencia verbal que asquea. Y hay otro blog que prefiero no enlazar porque sería hacerle apología a este odio, pero los que quieran, busquen también en eltiempo.com. En el mundo existen legendarias rivalidades entre ciudades de un mismo país. Los de Bostón y New York se hacen chistes crueles. Madrid y Barcelona se atacan sin piedad y lanzan de cuando en cuando campañas de desprestigio. Son rivalidades sanas en todo caso porque no esconden las neurosis enfermizas que aquí exhibimos. Entendamos que bogotanos y paisas hemos formado (en parte) este país, que solo hasta ahora empieza a reconocer su identidad nacional, refundida por siglos y encontrada solo hasta ahora gracias a fragilidades y banalidades pasajeras como el vallenato costeño, caderas que no mienten, gorditas pintadas, una camisa negra, una pequeñita que se llama Mariana. Esos odios estúpidos los deberíamos usar contra esos verdaderos enemigos, armados y traquetos que viven en las selvas de este país difuso e inacabado.
* * *
Nota final 1: muchas gracias a todos los que comentaron la historia del Viejo Señor Cohen. La verdad es que me estimulan y me honran sus amables comentarios. Uno escribe para ser leído y esa historia estuvo archivada mucho tiempo sin ser nunca mostrada, que bueno que se me ocurrió publicarla aquí. Mil gracias de nuevo.
Nota final 2: una bella aunque triste metáfora de Medellín y de Colombia toda se puede leer en el magnífico "Angosta" de Hector Abad Faciolince o en la literatura grandiosa y desgarrada de Fernando Vallejo.
Nota final 3: encontré en eltiempo.com un blog dirigido a las lesbianas. No lo he leído muy bien pero me parece interesante.
Nota final 4: siguiendo con eltiempo.com, ¿no les parece que el blogger, PinkSheep, quien nos representa allí escribe muy poco y que debería aprovechar mejor ese espacio? Y no hablo solo de cantidad...

viernes, octubre 20, 2006

El Viejo Señor Cohen

Esta historia la escribí hace ya algún tiempo. En ese entonces estaba haciendo mi postgrado y en mi salón había alguien que me llamaba mucho la atención, pero como a veces soy medio tímido no tenía ni idea de como acercármele. Le mandé por e-mail y de manera anónima esta historia, diciendo, cursi yo, que se la enviaba un admirador. Otro día contaré qué paso con él. Ahí les va...

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El viejo señor Cohen

Para Andrés, a quien desde lejos admiro.

El viejo señor Cohen sale del moderno edificio, cubriéndose el rostro con su mano huesuda, enceguecido por la luz de la mañana. La sensación de tibieza del sol lo reconforta y el joven ayudante que lo acompaña le pasa unas gafas del sol, talvez demasiado modernas para su apariencia. Un vehículo los espera. Su joven ayudante le indica que suba en él y el viejo señor Cohen lo hace lentamente, todavía no muy acostumbrado a mover sus largas y delgadas piernas. El auto se pone en movimiento, avanzando con pereza entre el tráfico. Al tomar la calle F, el viejo señor Cohen se asombra de cuanto ha cambiado su antigua calle del paseo vespertino. La vieja escuela pública ha desaparecido. Una torre de concreto y vidrio se alza desafiante en su lugar. La estatua del prócer ha sido reemplazada por algo que parece ser una cabina telefónica. Los viejos cedros ya no están. El viejo señor Cohen se estremece cuando el vehículo toma la Avenida Rosales y se aproxima a su mansión. Siente su corazón galopar más rápido y un escalofrío le recorre el cuerpo. Ahí está su antigua casa, tal como la dejó, aunque el vecindario es ahora tan diferente que casi no puede reconocerlo. Lentamente se abren las verjas de hierro. El jardín parece intacto, pero un vistazo rápido sobre el raquítico durazno le hace notar que Santias, el papagayo, ya no está. El ayudante baja del vehículo apresurado y abre la gigante puerta de la casa. El viejo señor Cohen lo sigue, y al entrar le complace ver por un rato que todo está en su lugar. Pide al ayudante que espere afuera. Jeremías, su hermoso collie, que siempre le ladraba a modo de saludo mientras batía el rabo, no sale esta vez a su encuentro. El silencio inquietante de la mansión lo acongoja. Se pasa el pañuelo de seda por la frente sudorosa. Va al salón y se detiene ante el piano. Su hija, muerta hace tiempo, ya no lo tocará más. Entra a su estudio y se sienta en la hermosa silla de cuero, frente al escritorio de caoba. Pasa un dedo sobre la brillante superficie y nota que no hay rastro de polvo sobre el mueble. Los de la compañía de limpieza habían hecho una labor excelente. Y ahí, al lado del teléfono, sobre la reluciente superficie, está su antigua libreta personal que lo había estado esperando pacientemente todos esos años. La toma con reverencia infinita. Está tan vieja que teme que se deshoje. Abre en la "C" y ve escrito con su letra: Cano, Felipe. Marca el número que aparece enfrente, indeciso. Una vocecilla metálica le dice que el número no existe. El sabe que ni siquiera su amado Felipe existe ya. El viejo señor Cohen llora. ¿A qué ha vuelto? ¿Para qué lo han resucitado? ¿Valdrá la pena la vida sin encontrarse todas las tardes con los niños de la escuela cercana a los que ponía dulces en sus manos impacientes? ¿Valdrá la pena despertar de la siesta sin oír los trabalenguas inteligibles de Santias? ¿Valdrá la pena llegar a casa sin ver la cara tonta que Jeremías ponía al saludarlo, no escuchar más la música del piano ni oler el fresco aroma de su hija, abrazándolo? ¿Valdrá la pena vivir sin escuchar del otro lado del teléfono la voz serena de su Felipe? Para estar sólo en la vida, para sentir que hasta la luz del sol es extraña, es mejor estar muerto. ¡Qué desperdicio haber pagado tanto dinero! Mejor se lo hubiera gastado en un viaje al Himalaya, como le sugirió su hija, ciento tres años antes, cuando pagó una cantidad inmensa para que lo congelaran el día que muriera.


E.D.R. ®

martes, octubre 17, 2006

Ladrón y bufón

Sigo insistiendo en este tema, pero es que me parece el colmo que el presidente de la Cámara, Honorable (?) Representante (¿de quién?) diga en todos los medios que él se opondrá con todas sus fuerzas al proyecto que ampara los derechos patrimoniales de personas del mismo sexo, porque dice él, antenta contra las buenas costumbres y la moral. ¿Cómo puede opinar de esa manera este señor que es hermano del destituido superintendente de Notariado y Registro? Sepan por si acaso, que el ilustre hermano del representante que ahora se rasga las vestiduras, estuvo pidiendo a todos los notarios bajo investigación del país un billetico a cambio de olvidar sus malas acciones. En su momento, fue un escándalo mayor, que provocó la ira de Uribe II y su fulminante destitución. Semejante delito sí que va en contra de la moral y las buenas costumbres y sobretodo, de la ley. Aquí en Locombia a nadie parece importarle semejante discrepancia, ni nadie le señala al Honorable su nula autoridad para hablar de moralidades y buenas costumbres, porque claro, a su hermanito sale a defenderlo a capa y espada.... Que asco. Además, estoy mamado de oir a los godos de este país hablado de "moral y buenas costumbres", siento que hay personas (y muchas) que siguen viviendo en el siglo XIX y nos quieren tener a todos viviendo con ellos.
!Pues que se jodan!

miércoles, octubre 11, 2006

Ya vamos llegando

Muy buenas noticias salieron anoche del Senado, la ley que defiende los derechos patrimoniales y de protección social para parejas del mismo sexo fue aprobada allí y ahora tendrá su viacrucis en la Cámara, donde se espera un complicado debate. Estamos cada vez más cerca de la meta.

No comentaré nada más hasta que la ley sea aprobada definitivamente. Por ahora, y dado que la política es una cuestión de apoyos, los invito a unirse a esta camapaña de la Fundación Colombia Diversa, que entre otras cosas, ha sido uno de los lobbistas más fuertes de nuestros intereses:

"AGRADECIMIENTO DE LA GENTE
Si desea incluir su nombre en un agradecimiento que enviaremos a los senadores que voten favorablemente al Proyecto de Ley de Parejas del Mismo Sexo, envíenos su nombre, ciudad y comentarios a info@colombiadiversa.org antes del viernes 14 de octubre con "agradecimiento" como asunto."

Feliz coincidencia, hoy es el día para salir del closet... ojalá cada vez más personas salgamos del closet de verdad, verdad !

jueves, octubre 05, 2006

Lento... ¿pero seguro?

Anoche casi se consigue… pero al final, con argucias, el proyecto de derechos a parejas homosexuales no fue aprobado en el Senado. Argucias, porque los que se oponen al proyecto en el Senado son minoría y viendo que la pelea estaba perdida, cobardes, abandonaron el capitolio para disolver el quórum. Conservadores, cristianos pero también uribistas, liberales y polistas, aunque los menos, se oponen al proyecto. Es increíble que entre los opositores abiertos al proyecto esté el cuestionado senador Dieb Maloof, expulsado de la U durante las elecciones pasadas por sus vínculos con los paramilitares (aunque en últimas se salió con la suya porque la bancada uribista aceptó sin chistar al partido por el que finalmente fue elegido al Congreso, Colombia Viva, lo que me parece un insulto al país). Tiene el atrevimiento Maloof de oponerse a la medida, argumentando que se ataca a la familia y la Constitución y que además, es una carga para el Estado ya que se tendrían que extender los beneficios de salud y pensión a una parte desprotegida de la población, hágame el favor, ¿acaso no es esa precisamente una obligación constitucional del Estado? Y en la sombra pero de cerca, en alianza cuestionable con las sectas cristianas, la Iglesia todopoderosa, influyendo nuevamente. Me imagino el número de excomulgados que quedarán si se llega a aprobar el proyecto. ¿Con qué autoridad moral viene la Iglesia a hablar de estos temas cuando en sus filas se esconden tantos crímenes sexuales, esos sí aberrantes y dañinos? En realidad, y por si no lo han notado, en debates anteriores al tema la Iglesia públicamente se oponía al proyecto, hacía mucho ruido y salía en todos los medios a exponer su punto de vista. Durante la última semana se tuvo que contentar con mover sus hilos desde atrás, ya que después del escándalo de la semana pasada con el cura Rozo, quedó impedida pública y políticamente, por ahora. En parte por eso el proyecto tiene ahora sus mayores posibilidades.

La cantaleta de que se afectaría a las familias colombianas ya no es defendible pues el proyecto es claro al respecto: solo se otorgarán derechos y reconocimientos civiles básicos, no se habla de matrimonio. Me saca de quicio cada vez que un godo-cristiano-homofóbico-obispo sale a decir que la Constitución dice que la familia está formada por mamá, papá, hijo e hija y que eso hay que protegerlo, cuando en este país hace rato que ese tipo de familias ya no son la norma.

Un grupo de gays estuvieron anoche en el capitolio acompañado el debate. Mis respetos a estos luchadores. Sin duda su presencia y el lobby que hayan hecho es un esfuerzo monumental que lamentablemente no todos sus “congéneres” agradecen o que no a todos les importa (lo que es aún más triste). Solamente cuando estos indieferentes se encuentren a sí mismos, viejos, viudos y expulsados a su suerte de la casa que construyeron con su pareja, por un cuñado homofóbico pero con escritura en mano, comprenderán que aquel proyecto del 2006 fue una pérdida monumental. O mejor, para ser optimistas, digamos lo contrario: que solamente cuando se encuentren viejos y viudos, pero bajo la seguridad de un techo y la completa posesión de los bienes construidos con su pareja, agradecerán que el cuñado homofóbico tenga que conformarse con morderse los codos de la envidia y entenderán que ese proyecto del 2006 fue lo mejor que le pudo pasar al colectivo gay del país.

El martes próximo se votará de nuevo el proyecto, y para que no se vuele nadie, el debate será televisado (solamente si saben que están siendo observados los congresistas actúan como debe ser, como los niños). Me pasaré pues por Señal Colombia y los invitó a todos a seguir el debate (yo sé que una sesión del Congreso es más aburrida que un leer un libro en latín, pero hombre, esto algo que nos afecta directamente, hagamos el esfuerzo). Y que no se cante victoria porque el debate en el Senado no será la última prueba. Queda la parte más complicada. Una vez aprobado allí, pasará a la Cámara y allí la cosa se pondrá difícil porque en el Senado hay muchas voces inteligentes y decididas, mientras que en la Cámara, por el origen regional de sus miembros, hay más dieb maloofs (léase amigos de los paras, enemigos declarados de los gays), congresistas más retardatarios, más godos y más brutos. Ya veremos.

Apunte final 1: Cada vez me parece que el partido Liberal, quien lo creyera, se parece más a un partido moderno y realmente “liberal”. Piedad Córdoba ha dado muestras de consistencia política admirables. Mejor dicho, creo que la U le hizo un gran favor al partido Liberal, porque finalmente, los politiqueros y caciques electoreros de siempre terminaron allá y miré y vea el caos en que anda el partido del gobierno.

Apunte final 2: no esconderé mi satisfacción cuando podamos relamernos de gusto con el proyecto aprobado ante gente que opina de esta forma (comentarios de un forista del eltiempo.com a la noticia del aplazamiento del debate de anoche, los errores de ortografía son del original): “Hay que condecorar a esos congresistas. No a la apologia de la mariquería. Ahora nos quieren meter a los maricas hasta en la sopa. Por ahi hay un blogsito donde se reunen varios maricas a sentar catedra sobre sus aberraciones. Pronto conoceran el nombre porque la pantallla que ponen es que son unos intelectuales serios discutiendo la problematica del pais. Solo se reunen alli para trazar sus estrategias para conquistar mas poder y desde alli poder legislar para su propio beneficio.”

Ciertamente el “blogsito” del que habla no es el mío.

martes, octubre 03, 2006

¿Un Tabú?

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